Entierro de Ornans (Courbet)

Courbet realizó el Entierro en Ornans en el año 1849, un período tan crucial en la historia de Francia como para la historia del arte moderno. Luis Felipe I de Francia fue depuesto en 1848 y pocos meses después Luis Napoleón Bonaparte, futuro Napoleón III, fue escogido presidente de la Segunda República Francesa.
En 1852, especialmente durante la Revolución industrial, los impulsos espirituales de los románticos se quedan obsoletos delante el rápido desarrollo de las técnicas de producción y el surgimiento de una nueva sociedad. Se forman, entonces, dos clases sociales paralelas con aspiraciones contrarias: la burguesía se convierte en la clase dominante, y tiende a imponer su política y moral, mientras que la clase obrera trata de expresar sus peticiones. Los intelectuales empezaron a desarrollar los fundamentos de la doctrina socialista como Karl Marx y Pierre-Joseph Proudhon (que era amigo de Courbet y el retrato del mismo lo había pintado en 1865). En este contexto social, los artistas no están necesariamente junto a la clase trabajadora y su lucha (Courbet participará con la Comuna de París solamente en 1871), pero está en contra de la burguesía que rechaza las nuevas formas del arte. El artista verdaderamente innovador, tiende a aislarse y marginarse en sí mismo, después de la forma de vida bohemia y libre de los artistas románticos, a finales del siglo XIX aparece la imagen del artista maldito, que no está al servicio de las instituciones y de los poderosos como antes, y que sólo lo entiende una pequeña élite intelectual y artística.
En esta su obra maestra, Courbet transmite con el máximo realismo posible un funeral - posiblemente el de su propio abuelo materno, republicano convencido, constatándose la presencia de dos amigos jacobinos, aunque él mismo aparece en el extremo izquierdo como testigo​ - al que asiste toda la comunidad, desde los representantes del ayuntamiento hasta las plañideras oficiales, pasando por los hidalgos y la familia del pintor. Incluso un perro perdiguero no quiere perderse el evento y se presenta en primer plano. Por comentarios del propio pintor sabemos que toda la población de Ornans, pequeña población cercana a Besançon y pueblo natal del pintor.​ quiso posar para el cuadro, resultando un conjunto de 46 personas a tamaño natural representados con enormes dosis de veracidad​ Se puede decir que esta obra es un panfleto del nuevo estilo artístico defendido por Courbet considerado como un arte científico, naturalista, anticlásico, antirromántico, antiacadémico, progresista y social, cuya única fuente debía ser la observación directa del natural. Las figuras forman un grupo compacto y se recortan sobre las planas montañas de la localidad, representadas en diversas actitudes y posturas, siendo una de las mejores galerías de retratos de la historia del arte. La expresión de los rostros que no provocan ningún sentimiento de dolor entre los asistentes. La muerte no ha producido en estos hombres el dolor, la angustia, sino que la viven como un hecho cotidiano.
Toma como modelos a sus padres, hermanos y amigos, y a varios habitantes de aquella localidad, y los reúne en un retrato colectivo, justamente en el momento en que se va a realizar la colocación del féretro en el hoyo que aparece en el centro de la parte inferior del cuadro, invadiendo el espacio del espectador.
En el Entierro en Ornans se mezclan los temas de la muerte y de la religión mediante el entierro: un rito funerario ocupa un lugar fundamental en el dolor de la comunidad de una población. Más allá del rito religioso, el universo de la obra está cargado de símbolos relacionados con la religión y la muerte:
En los Evangelios se dice que «durante la agonía de Cristo, la tierra tembló», Courbet ha representado un cráneo en la pintura en la parte derecha de la fosa. Se encuentra esta representación del cráneo simbólico también en Hamlet et Horatorio au cimetière, pintado por Delacroix en 1839, o sea solamente diez años antes.​Esta misma calavera, huesos en cruz y las lágrimas en la tela mortuoria que cubre el sarcófago, significa «renacer a una nueva vida». De hecho, este es el mundo de la francmasonería y Courbet hace una clara alusión a la tradición masónica sorda y secreta de Ornans.
El soporte es una tela que mide 3,24 metros de alto por 6,63 metros de ancho. Está pintado al óleo. Es una composición abierta. La composición viene determinada por las figuras representadas de pie a tamaño natural que están dispuestas horizontalmente, a modo de friso, imitando los sarcófagos de la antigüedad romana. El friso que forman los personajes, mostrando una isocefalia, sigue la misma ondulación rítmica que la montaña del Jura, que sirve de fondo y que era el paisaje auténtico de Ornans. Los personajes están puestos sin ningún tipo de jerarquía, pero las mujeres se mantienen separadas de los hombres a la derecha; entre ellas se encuentran las hermanas del pintor: Juliette llorando y Zoé ocultando el rostro en un pañuelo y Zélie pensativa.​ La horizontalidad de los dos precipicios del fondo y de las nubes se contrapone con la verticalidad de los personajes.
La perspectiva viene dada por el claroscuro, los diferentes planos en los que se distribuyen las figuras y su superposición y el fondo con los acantilados que se alza detrás de los personajes.
La línea del horizonte está por encima de las cabezas de los asistentes al entierro, a 1 /7 partes del cuadro. No hay una simetría clara. La estructura compositiva de la tela tiene su centro en la acción que tiene lugar en la única obertura existente en la línea de los acantilados.
La luz es barroca, inspirada ligeramente en Caravaggio. Busca contrastes entre el primer plano, donde está el ataúd y los religiosos que hacen la ceremonia, y la franja de personajes vestidos de negro. La luz no se utiliza para acentuar el dramatismo de los personajes, sino para dar corporeidad y volumen a los cuerpos. En el cuadro domina una luz crepuscular que acentúa la soledad del paisaje.​
Utiliza una gama cromática muy reducida para aumentar el dramatismo de la escena. Predomina el color negro y el blanco, también hay rojos en las togas y los birretes de los maceros, en los que se ve la influencia de Velázquez y Zurbarán.​ El color blanco predomina en las personas y en los objetos del primer plano, como la serie de pequeñas manchas blancas (de los pañuelos, las toquillas, los cuellos de las camisas y del perro) que se expanden por todo el cuadro. Junto a estos colores predominan una serie de tonos ocres-terrosos y verduscos del paisaje que dan uniformidad al cuadro. Por lo tanto, estamos viendo que Courbert reacciona contra el romanticismo y el idealismo clásico.
El objetivo de Courbet al pintar este cuadro era plasmar un acontecimiento social, como lo es un entierro. El pintor era plenamente consciente que el reproducir los hechos tal como son, se convertía en una denuncia y en un acto provocativo, pero era la realidad y nadie podía cambiarla.
La obra Entierro en Ornans fue presentada en el Salón de París de 1850 como «las columnas de Hércules del Realismo»,​ cuando, a pesar de ser premiada con la segunda medalla, fue mal recibida por los críticos indignados, al ver una trabajo de una medida tan grande (6.68 x 3,15 metros) que representara una «anécdota popular» con tanta seriedad. El formato de panorámico estaba en aquel tiempo reservado para las grandes escenas históricasmitológicas o religiosas. La composición de la pintura recuerda a La coronación de Napoleón, del pintor Jacques-Louis David.
El haberse atrevido a cuestionar la jerarquía de los géneros, sorprendió a los críticos, para la mayoría de ellos, la pintura de Courbet fue considerado como un arte «socialista». Las reacciones fueron violentas: ¿Cómo es posible pintar gente tan horrible? se preguntaba al público en un dibujo de Honoré Daumier. La crítica describió los personajes como caricaturas despreciables inspirando la repugnancia y provocando la risa. Según Delacroix: Esto ya no es una fiesta para los ojos, sino que es el entierro del romanticismo.​Otros dijeron: ¡Oh, que gente más fea! ¡Cuando se hacen así como serán... al menos tendrían que tener el derecho de no ser pintados!; El Watteau feo; Parece que su pincel se deleita en la imitación sistemática de la naturaleza trivial y horrible, que sus preferencias se dirigen a estas deformidades grotescas en toda su fealdad. Étienne-Jean Delécluze comentó sobre esta obra: El realismo es un sistema de pintura salvaje donde el arte es envilecido y degradado. Llegó a hablarse de «inmoralidad» tanto para el pintor como para su obra.​
La pintura, dada la proliferación de estas críticas, fue rechazada en la Exposición Universal de 1855. Courbet financió con sus medios su propia exposición justo delante de la Exposición, y presentó un conjunto de cuarenta de sus pinturas que expresaban su realismo.​ Para esta muestra el pintor mandó imprimir un catálogo donde asumía el término de «pintor realista», dando lugar de esta manera al nacimiento oficial del realismo.
Hecho por Rafa García


Comentarios

  1. 10. La última obra comentada será la correspondiente al Arte del siglo XX. La que te coca a ti es: Nuestra Señora de Ronchamp, de Le Corbusier.

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